Empatados a avales. El primer asalto a la candidatura socialista a la Comunidad de Madrid es para la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. Con el plazo cumplido, la campaña de Trini se ha hecho con 6.000 avales, sólo unos pocos menos que los del secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez. Ambos consiguen un tercio de los apoyos de la militancia y en el equipo de campaña de la ministra cuesta contener la alegría porque han superado sus expectativas y se confirma el acierto de su estrategia entre encuestas, el papel de los medios y la movilización de los militantes.


En el equipo de Trini afirman que movilizar a la militancia será la base para obtener la candidatura socialista igual que animar a los votantes y reducir la abstención será clave para ganar a Esperanza Aguirre.


Otra clave son los resultados de UPyD, el partido de Rosa Díez. Y con quién pactará en caso de superar el 5% de votos y entrar en un parlamento madrileño con más diputados. Antes tendrá que decidir sus propios candidatos también en primarias, una vez que el ex secretario general de Comisiones Obreras y ahora profesor de una escuela de negocios, José María Fidalgo, haya expresado su renuncia a liderar su cartel electoral.


Una decisión interpretada por muchos como una desconfianza en las expectativas electorales de la formación de Rosa Díez. Peores si la candidata socialista es la ministra de Sanidad. Aunque quizá no tanto como predicen algunas encuestas como la publicada por El País, criticada a fondo en el propio diario por el diputado, ex escriba de Zapatero y ahora partidario de Gómez, José Andrés Torres Mora.


En el equipo de Trinidad Jiménez se calcula que perderá en votos entre los cuadros del PSM frente a Tomás Gómez. Aunque algunas fuentes creen que la sensación de triunfo de la candidatura crece y muchos no querrán perder su cargo. La militancia está dividida, pero entre quienes menos participan de la vida partidaria espera encontrar su granja de votos la ministra.
Ganas en su equipo sobran. Frente a la campaña a la contra y a remolque de Gómez, Trini se ha multiplicado, rodeada de un equipo de entusiastas, para ganar en unos pocos meses lo que el secretario general de los socialistas madrileños llevaba trabajando tres años.


El dedazo de Zapatero y la Ejecutiva Federal ha empujado a una candidata con una estrategia contraria a la de Gómez. Trini ha querido ser ella misma. Todo sonrisas y cercanía. Gómez ha perdido las patillas mal asesorado para limar su personalidad y ha ido apagando en su campaña esa voluntad con la que dijo no al presidente del Gobierno en La Moncloa; al presidente del PSOE, Manuel Chaves; y al todopoderoso José Blanco.


La permanente letanía en los medios de la derecha sobre el no valiente de Gómez puede acabar de convencer a algunos de que la sonrisa de Trini es más cómoda para el poder socialista y las encuestas. Serán otros quienes se equivoquen si el cálculo electoral falla. La rebeldía de su secretario general se ha ido sosegando de tanto repetir su zapaterismo. Los programas, por ahora, pesan menos y no han conseguido titulares en unos medios enfrascados en la pelea.